Érase una vez un gallo muy presumido que, cuando estaba tomando
el sol, recibió la visita del cartero.
- ¡Hola, Kiriko! ¿Qué tal estás?
- Bien. Aquí tomando el sol para que mis plumas se pongan
morenas.
- Te traigo una invitación para ir a la boda del tío
Perico, dijo el cartero.
- !Qué bien!
Y Kirico se vistió muy elegante para ir a la boda.
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