En un
gallinero muy postinero se iban a celebrar unas bodas de alto plumero. Las
bodas del tío Perico, que había invitado a su sobrino el gallo Kirico. Y el
gallo Kirico, que vivía muy lejos, se levantó más temprano que nunca para ir a
las bodas de su tío Perico. Muy aseado y muy bien vestido, allá va tan pimpante
el gallo Kirico. De pronto, ¿sabéis con qué se topó? Pues con una caca de la
vaca, llenita, llenita de granos de trigo. ¡Uhm!, con el hambre que llevaba el
gallo Kirico! Entonces dijo:
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