EL MEDIO POLLITO Y EL MEDIO REAL
- Pues nada, nos lo partimos por la mitad –dijo la otra. Y así lo hicieron. Una cogió su medio pollito, lo asó y se lo comió, pero a la otra le dio lástima y lo echó al corral.
Escarbando, escarbando en el estercolero, el medio pollito se encontró dinero. Exactamente un medio real de plata. A esto pasó por allí el hijo del rey, y le dijo:
- Medio pollito, ¿por qué no me prestas tu medio real, que me quiero casar? Dentro de un mes, yo te lo devolveré.
- De acuerdo – contestó el medio pollito – Pero que no se te olvide.
- Descuida. El rey siempre cumple su palabra.
Pero pasó un mes y el hijo del rey no volvió. Entonces el medio pollito decidió ir al palacio a por su medio real.
Andando, andando se encontró un palomar, y la palomas le preguntaron:
- Medio pollito, ¿adónde vas?
- Al palacio del rey, a por mi medio real. Si queréis venir conmigo… -Y las palomas se fueron con él. Y andar y andar, volar y volar, dijeron las palomas:
- Medio pollito, que nos cansamos.
- Pues meteros en mi medio culito. –Y allí se metieron.
Poco más adelante, se encontró con la zorra:
- Medio pollito, ¿adónde vas?
- No me comas, no me comas, que voy al palacio del rey a por medio real. Si quieres venir conmigo… - Y la zorra se fue con él.
Al rato dijo:
- Medio pollito, que me canso.
- Pues métete en mi medio culito. – Y allí se metió.
Poco más adelante se encontró con el lobo:
- Medio pollito, medio pollito, ¿adónde vas?
- No me comas, no me comas, que voy al palacio del rey a por mi medio real. Si quieres venir conmigo… - Y el lobo se fue con el pollito. Al rato dijo:
- Medio pollito, que me canso.
- Pues métete en mi medio culito. – Y allí se metió.
Un poco más adelante se encontró con un peñascal. Y dijo el medio pollito:
- Con tantas piedras me cansaré yo. Mejor será…
Y también se las metió donde ya sabemos. Pero no acabaron ahí las fatigas; poco después llegó a un río:
- Si me meto, me ahogo; si vuelo, me caigo al agua. Mejor será… - Y se dio media vuelta y también se sorbió todo el río por ese sitito.
Un poco más adelante se encontró con un toro:
- Medio pillito, ¿adónde vas?
- Al palacio del rey por mi medio real.
Si quieres venir conmigo… - Y el toro se fue con el medio pollito. Al rato dijo:
- Medio pollito, que me canso.
- Pues métete en mi culito. Y allí se metió.
Y así fue que llegó el medio pollito al palacio del rey. Llama a la puerta: ¡Pam, pam!
- ¿Quién es?
- Soy el medio pollito, que vengo a por mi medio real.
- ¿Y para qué lo quieres? – preguntó el rey.
- Para comprarme trigo.
- Ah, bueno, si es por eso… Yo tengo mucho trigo. ¡A ver que lo lleven al granero y que se harte!
Lo llevaron al granero, y entonces dijo el medio pollito:
- Palomas, salid. – Salieron las palomas y se comieron todo el trigo. Y el medio pollito decía: “¡Pío, pío, pío, quiero lo que es mío!” Los criados fueron a avisar al rey:
- ¡Majestad, que el medio pollito nos ha dejado sin trigo!
- ¿Es posible?¡Que lo echen al corral de los gallos de pelea!¡Ja, ja,ja! – Lo echaron al corral, y entonces el medio pollito dijo:
- ¡Zorrita, sal! – Y salió la zorra y en un santiamén se comió a todos los gallos. Y el medio pollito decía: “¡Pío, pío, pío, quiero lo que es mío!” Fueron a avisar al rey:
- Majestad, que el medio pollito se ha comido a todos los gallos de pelea!
- ¿Es posible? ¡Que lo echen a la cuadra con los potros si domar! – Lo echaron a la cuadra, y entonces el medio pollito dijo:
- ¡Lobito sal! – Y salió el lobo y acabó con los potros en un momento. Y el medio pollito decía: “¡Pío, pío, pío, quiero lo que es mío!” Y los criados fueron a avisar al rey:
- ¡Majestad, que no quedan ni las pezuñas!
- ¡Pues ya me he cansado! ¡Que lo tiren al pozo!
Y lo tiraron al pozo, pero dijo el medio pollito:
- ¡Piedras del peñascal, salid por mi medio real!
Y salieron todas las piedras y taparon el pozo. Y decía el medio pollito: “¡Pío, pío, pío, quiero lo que es mío!”
- ¡Se acabaron las contemplaciones! – dijo el rey. ¡Al fuego con él!
Pero cuando lo iban a echar al fuego, dijo el medio pollito:
- ¡Rio, sal!
Y salió el río y apagó el fuego y lo inundó todo.
- ¡Pío, pío, pío, quiero lo que es mío!
- ¡A la plaza, que le peguen cuatro tiros! – dijo el rey.
Se juntó todo el mundo en la plaza y ya le iban a pegar cuatro tiros, cuando dijo el medio pollito:
- ¡Toro sal!
Salió el toro como un vendaval, persiguió a todo el mundo y corneó a los soldados del rey. En menos que canta un gallo entero, limpió la plaza y se puso a correr detrás del rey, que gritaba:
- ¡Socorro, socorro! – Y el medio pollito:
- “¡Pío, pío, pío, quiero lo que es mío!”
- ¡Está bien, te daré tu medio real, pero dile a esta fiera que se pare!
Y consintió el medio pollito en que el toro se parara y cobró su medio real de plata. Y colorín colorado éste medio cuento se ha acabado.
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